PRIMER AVISO

El primer aviso a Mariano Rajoy ha llegado pronto. Mucho antes de lo que pensaban los más pesimistas de la guardia de corps del presidente del Gobierno. La victoria electoral en Andalucía tiene sabor a hiel y entierra a un político de raza que, apenas sin errores, se convierte en la gran víctima de la estrategia electoral del Gobierno de la nación.

Victoria pírrica del PP en el único"territorio comanche" donde aspira, de verdad, a gobernar porque pensar que pueda hacerlo en Catalunya y Euskadi es una quimera.

Gana Arenas y pierde Rajoy que se lleva una sonora bofetada por mucho que se empeñen los palmeros mediáticos de turno que nos han regalado un espectáculo lamentable y patético desde hace meses. Hablar de victoria histórica en Andalucía, lejos de la anhelada mayoría absoluta, es una osadía y una solemne estupidez.

Jamás tendrá el PP tanto viento a favor para llegar al poder en una Comunidad asfixiada por el paro y acorralada por unos casos de corrupción chabacanos hasta el insulto.

Votar al PSOE andaluz con la que está cayendo era hacerlo por quienes han tolerado el fraude de los falsos ERE adornado con "Chanel, cocaína y Don Perignon" de la canción de Loquillo.

La política convertida en un lupanar donde las izas, rabizas y colipoterras del Nobel Cela hacían caja a cuenta de las arcas públicas. Habrá quien diga, entre los acólitos de Rajoy, que una parte muy importante de los andaluces ha optado por las corruptelas de las peonadas y extrañas subvenciones. Pero flaco favor le hacen a Don Mariano. El PP se ha alejado de la mayoría absoluta -ya lo advirtió "El Intruso" hace semanas-, víctima de una reforma laboral razonable en buena parte de sus argumentos e insultante en la parcela donde el trabajador pierde todos los derechos adquiridos en aras y beneficios de un empresario que jalea y disfruta de un despido casi libre.

Una parte importante de los andaluces ha preferido votar con la nariz tapada para frenar a un Partido que impulsa que las grandes empresas de nuestro país, la mayoría multinacionales con pingües beneficios, puedan despedir a precio de saldo sólo porque ganan menos que el año anterior. Esa es la clave, Don Mariano, de una victoria dolorosa que les aleja del Gobierno andaluz porque la historia extremeña no se va a repetir. En Andalucía, gobernará Griñán y mandará Izquierda Unida.

El caso de Asturias es capítulo aparte. Logra el PSOE un resultado más que digno y paga el PP el error de colocar a una candidata sin oficio ni beneficio. En política no basta con poner al primero que pasa por allí para lograr un buen resultado y bien lo saben en el Principado.

El Foro de Cascos, ese personaje soberbio que convoca elecciones a golpe de rabieta, no lo tendrá fácil para gobernar. Los socialistas no le apoyarán y el PP quién sabe. Adelantar las elecciones sólo ha servido para derrochar el dinero del los ciudadanos y para meterse en un lío peor que el anterior.

ZAFIOSY OBSCENOS

¿Queda algún político que a estas alturas se pregunte por el origen del desprestigio de su gremio? Si hay alguien, que eche un vistazo a los periódicos de los últimos días y saldrá de dudas. Se encontrará unos papeles repletos de historias de ladrones zafios y obscenos.

Zafio es el chófer de un director general que dedicaba el dinero público a putas, cocaína y copas. 24.000 euros al mes en unas orgías que uno imagina de dudoso gusto al ver la catadura moral de los pagadores. El dinero del contribuyente dilapidado en casas de citas donde corrían a raudales el polvo blanco y el champán. 1.000 euros al día de la chequera de un energúmeno cuya responsabilidad era la de buscar trabajo a sus ciudadanos y no la de robarles. El caso sería vergonzante en una Comunidad donde se rozara el pleno empleo. Trasladarlo a Andalucía, uno de los lugares de Europa con mayor tasa de paro, resulta simplemente vomitivo.

No sale mejor parado en la semana de marras ese exministro de medio pelo condenado por dedicar el dinero público a pagar a un periodista que le escribía sus discursos. El mismo periodista que cobraba a precio de oro cada línea de loas y halagos con las que llenaba sus columnas en un conocido diario. Jaume Matas responde al perfil del político corrupto, mediocre y torpe. Esa estirpe que creíamos extinguida cuando Luis Roldán y otro expresidente autonómico, el navarro Gabriel Urralburu, acabaron con sus huesos en la cárcel. Pero no. Matas se ha superado. Su condena en el caso del Palma Arena es la primera de una larga serie que le llevará irremisiblemente y por muchos años a la cárcel.

La zafiedad del chófer andaluz sólo es comparable a la obscenidad de un exministro. Uno se lo gastaba en coca y meretrices. El otro en escobillas del wáter de más de 300 euros. Y ambos con dinero público. Con el paso del tiempo, la escobilla se ha convertido en un símbolo de una corrupción que enfangará a más de uno por muy apellido ilustre que adorne su nombre.

Conviene recordar que Matas es el mismo político al que Mariano Rajoy ponía como ejemplode gestión en 2004. No hace tantos años. El mismo tipo al que la cúpula del Partido quería colocar, a cualquier precio, en la presidencia de Baleares. Cuesta poco imaginar las llamadas y presiones del Gobierno de Aznar a medios cercanos y no tan afines para pedir o exigir el apoyo a su candidato en Baleares. “Tenéis que apoyar a Matas. Nos jugamos mucho en Baleares”, decían. El caballo blanco salió rana aunque a Don Mariano Rajoy le parezca más bien un sapo de pésima digestión.


Mi recomendación musical de la semana.
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