CON LOS GADGETS AL SOL

¿Apagas la nevera durante el invierno porque en la ventana los alimentos ya reciben suficiente frío? ¿Recorres varias veces la casa comprobando que no hay luces encendidas? ¿Sientes una aversión enfermiza hacia todo lo que sea despilfarro? Ojo, puedes sufrir carborexia, un término acuñado por el New York Times para definir la obsesión por el ahorro energético. Van a conocer a una pareja que no sufre este trastorno, pero le anda cerca. Viven desenchufados de la energía eléctrica, pero están enganchados a otra mucho más limpia y barata: la solar.

Son las siete de la mañana. Un reloj despertador con forma de globo terráqueo les da los buenos días. Es un diseño de Kubik Petr, que incorpora células solares y un display led protegidos por una capa de silicón. 

La higiene lo primero: él se lava los dientes con su Soliday J3X, capaz –según sus creadores- de limpiar la dentadura sin necesidad de utilizar pasta dentífrica.

Mientras ella... ella... ejem... Ella está testando la eficacia de uno de sus últimos juguetes. La industria del erotismo se suma a la moda ecológica con el Solar Bullet, un dispositivo que recibe la energía de una célula fotoeléctrica. La bala vibradora tiene además su propia batería interna, para los días de lluvia. Se vende en Pixmanía por 37 euros.

La elección del vestuario también está condicionada por su conciencia ecológica. En su armario no faltan prendas con placas solares de la firma Silvr Living.

El panel está más abajo, sí,
ahí, en el cuello de la chaqueta

Para él, chaqueta de Ermenegildo Zegna con con paneles solares desmontables en el cuello. Su precio, unos 550 euros.

Hay una versión para esquiadores, bastante más cara: unos 1.350 dólares.

Importantes los complementos. Ella utiliza un bolso absolutamente geek, cubierto de pequeños paneles solares para cargar todo tipo de accesorios móviles. En apenas 3 horas, con el Power Purse, a tope de batería. Su precio es lo menos atractivo: 300 dólares.

Él carga una llamativa mochila de Ralph Lauren. Sus componentes resistentes al agua la hacen perfecta para excursiones por el bosque o la montaña. Disponible en dos colores (naranja y negro), la RLX Solar Panel Backpack cuesta unos 795 dólares.

Un paseo por la playa… Los rayos de sol servirán para algo más que para el bronceado: Con este impactante biquini, nuestra amiga podrá tomar el sol, broncear la piel y de paso, cargar sus dispositivos.
Pero la pieza más completa, la que reúne todo lo que un tecnoadicto puede necesitar en un día de playa es la Tech Chair. 

Está fabricada con una lona solar que retiene energía suficiente para todos los gadgets. El asiento cuenta con una pantalla LCD ajustable, conexión para auriculares, antena de largo alcance para Wifi y Bluetooth y una pantalla más pequeña para mensajes de texto. También una mesa para apoyar el portátil y ruedas para moverla con facilidad. ¿Se puede pedir más? Pues sí, que salga a la venta porque -de momento- es sólo un prototipo...  

Un poco de deporte a la orilla del mar, y nuestra pareja sigue aprovechando la energía solar. Esta vez, gracias al Solar Football, un balón diseñado con paneles resistentes a los golpes, por la firma Sonelis Technologies.

 Y ahora, descanso bajo la Sunbrella, una sombrilla de playa con toma de corriente para alimentar pequeños electrodomésticos: nevera, ventilador, o equipo de música. Las piezas son desmontables para facilitar su almacenaje.

Perfecto para disfrutar de la lectura, también “enganchados” a los rayos solares, con el Biblio Leaf de Toshiba, un eReader con 13 mil páginas de autonomía. De momento, sólo a la venta en Japón.

Y –por supuesto- con buena música, gracias al Solar Sound, que reproduce, vía blouetooth, la música almacenaca en el iPod, el iPhone e incluso algún modelo de Nokia. Su principal ventaja es su tamaño (cabe en la palma de la mano) y su capacidad de captar energía, incluso con el cielo nublado. Cuesta unos 120 dólares.

Y para terminar el día, una velada en el jardín de casa, por supuesto iluminado con las originales y coloridas lámparas de Solar GardenGlo. Especialmente curiosas las que tienen forma de maceta. Disponible en varios colores a partir de 150 dólares.

Sin el ataque de los molestos mosquitos, gracias a esta lámpara antimosquitos fabricada en PVC con 3 LEDS. Dos de ellos emiten luz ultravioleta para atraer a los insectos que quedan atrapados en una malla metálica. El tercer LED emite una brillante luz blanca. Y todo, sin cables ni pilas.

En la paz de la noche, nuestra pareja se siente satisfecha. Son, sin duda, un ejemplo de compromiso con el medio ambiente, Por cierto, si se preguntan qué será lo próximo, aquí tienen un avance: Un cargador con energía eólica. El AERO E, una turbina que se instala en la parte externa de una ventana, capta la fuerza del viento y la convierte en energía eléctrica, que se transmite a un cargador dentro de la casa.

De momento, está en fase de proyecto pero quién sabe lo que nos deparará el futuro tecnológico. ¡Esto no hay quien lo pare!

 Fuentes: Bloggadets, Ounae, Tecnyo, Dforcesolar, Gstriatum