SOMOS MÁS, SOMOS MÁS FUERTES, SOMOS MEJORES

Maite, Ana y Mari Mar tienen algo en común más allá de su mirada triste y perdida. Pertenecen a la estirpe de mujeres que nunca se rinden. A ese pequeño grupo de personas capaces de sobreponerse al dolor y de pelear por sus ideas y por su memoria. Ellas no son ni guerrilleras, ni revolucionarias. Ni falta que les hace. Sólo son víctimas de ETA. Maite y Mari Mar perdieron a su hermano. Ana a su marido. Años de odio, un segundo de locura, un ruido seco, un tiro en la nuca y se acabó.....

Así escriben su historia y la de tantas víctimas de una sinrazón que firmó su epitafio el 20 de octubre de 2011. "Somos más, somos más fuertes, somos mejores" . 

Robo la frase a dos de las más de 800 familias que sufrieron el azote de los estertores del nazismo. Hijos y hermanos de Fernando Múgica y Francisco Tomás y Valiente. Ambos víctimas de ETA. Ambos, víctimas de la barbarie absurda de un grupo de iluminados que hicieron de la lucha por la independencia, legítima de ser pacífica, su forma de vida y su negocio particular.

La muerte de Múgica y Tomás y Valiente dio vida a las manos blancas que simbolizaron la lucha por la verdadera libertad. La de quienes morían simplemente por no pensar como sus asesinos.

En aquél año, -el 96-, nos dimos cuenta de que los demócratas no íbamos a perder la batalla contra el totalitarismo de un grupo de fanáticos. La gran mayoría pensábamos en un futuro sin violencia donde los terroristas cambiaran las pistolas por las urnas. Lo veíamos lejos pero lo veíamos. No había periodista que no soñara con dar la noticia de su vida. La del fin de ETA. Lo veíamos tan lejos....Pero ha llegado.

Los más jóvenes ni siquiera saben de qué habla el Intruso. Los nombres de Tomás y Valiente y Múgica les remiten sólo al callejero de Madrid y San Sebastián. 

Les pasó a ellos pero las víctimas bien podríamos ser nosotros porque los pistoleros no discriminaban. 

Mataban a mujeres y a niños. A adultos y a jóvenes. A policías y a guardias civiles. A civiles y a militares. A jueces y a empresarios. Todo aquel que no pensara como ellos sobraba. A veces con un tiro en la nuca, a  veces con un coche bomba.

Entonces pedíamos que cambiaran las pistolas por las urnas para defender su proyecto. Lo hacíamos con ingenuidad porque, -en el fondo-,  pensábamos que nunca tomarían nota. Pero el momento ha llegado . "ETA abandona las armas"  reza el titular y la noticia irrumpe con una fuerza atroz en las redacciones de radios, periódicos y televisiones.

Y entonces, recuerdas la cantidad de veces que lo has soñado. Y tus ojos brillan y piensas en las más de 800 vidas rotas. Y te acuerdas de la angustia de la madre de Miguel Ángel Blanco y de la tristeza eterna de Maite Pagazaurtundua y en la mirada apagada de la viuda de Fernando Buesa y en las piernas cercenadas de Irene Villa.

Y por primera vez en muchos años crees que ha merecido la pena resistir. Han ganado los demócratas pero la victoria no será completa sin generosidad. Generosidad con quienes se equivocaron y se arrepienten y paciencia con quienes erraron y no lo reconocen . Y ,sobre todo, respeto. Si hace 20 años les pedíamos que cambiaran las pistolas por los votos, hoy sólo queda dar por bueno lo que diga su pueblo en las urnas. Así es la Democracia. Y todo desde el cariño, el respeto, la comprensión  y la admiración a las víctimas . Y desde el convencimiento de que "seguimos siendo más, más fuertes y mejores". Maite, Maria Mar, Ana y otras tantas mujeres y hombres que han sufrido el terror de ETA tienen derecho a dudar y a indignarse. La sociedad lo tiene a pensar que, esta vez sí,  la libertad se ha instalado en el País Vasco. Y "El Intruso" a disfrutar con una de las pocas canciones que consiguen humedecerle los ojos. Un canto a la libertad para Euskadi. Un canto a la libertad para España.  Lo soñamos tanto tiempo escuchando a Labordeta.....