MARTINA "LA LEONA"

A Martina su universo se le ha quedado pequeño. ¡Pronto empezamos!, en cuanto me descuide querrá ir a la disco (¿se siguen llamando así?) y me presentará algún bigardo con espinillas y cara de lelo con el que, en el mejor de los casos, descubrirá el uso de los preservativos. ¡Aaaay que se me abren las carneeeees sólo de pensarlo!

Cuando imaginaba en la UCI cómo sería este verano todo tenía un tinte “pelín” dramático pero ahora los días fluyen con esa normalidad que tanto se agradece y que tanto eché de menos esas semanas. Resulta que en “El Universo de Martina” ya hay playa y ¡vaya, vaya!… algo tan habitual -en su caso- ha sido un acontecimiento.

El día de autos, el día del gran descubrimiento, Martina despertó –como siempre desde hace unos meses- con una enorme y desdentada sonrisa. A, a, a a a… su frase favorita antes de gritar iiiiiiii con el agudo de un delfín y echar los brazos para ser liberada de la cuna. Cualquiera se niega. Es testaruda, obstinada e infatigable.

Sigue muy pequeñita pero ¡shhhhhhhh! no se lo digaís porque ella se cree una leona y a veces lo parece.

Ruge cuando nos empeñamos en que coma una sustancia asquerosa que debe tomar por prescripción médica, da zarpazos con los lavados nasales y –como tampoco se ha enterado de que no sabe andar- “corre” que se las pela cuando ve uno de sus objetos-fetiche: mi iphone, cualquier modelo de gafas de sol ( si son de marca mejor) o el reloj de papá. Martina es como una leona del Okavango, sólo los leones que habitan esa zona de África se burlan de la evolución de su especie. Sólo ellos han conseguido convertirse en leones nadadores, su única forma de sobrevivir. 

Esta mañana la leona Martina dormitaba en su “sabana” particular de cuatro ruedas protegida del sol bajo por la sombrilla hasta que abrió uno ojo, luego otro, abrió sus fauces, se estiró y descubrió ante ella lo nunca visto.

Ni un gesto de miedo, los ojos bien abiertos y, como si hubiera avistado la presa, primero con movimientos pausados y después más ágiles, carrera hacia el objetivo en la modalidad de 100 metros de gateo libre.

Nos miró y cuando todos creíamos que se iba asustar señaló y dijo con una vocecilla aguda, experta en balcuceos y novata en palabras, ¡ABUA!

Mi “leona” apunta maneras, a mi se me cae la baba y todos tan contentos. Perdonadme que esté tan ñoña pero quería compartirlo con todos los que nos seguís. Gracias por hacer crecer el UDM a toda velocidad.